miércoles, 11 de noviembre de 2009

Lluvia de estrellas


Es muy conocido que de vez en cuando caen cosas del espacio exterior a nuestro planeta. Como por ejemplo el asteroide que contribuyó a la extinción de los dinosaurios dejando detrás al enorme crater de Chicxulub. Ese fue una gran roca que chocó con la Tierra, pero frecuentemente interceptamos cuerpos más pequeños en nuestra órbita alrededor del Sol; todos los días varias decenas de ellos caen a nuestra atmósfera. La mayoría de ellos se desintegran en ella antes de llegar al suelo creando una línea de luz que llamamos "estrella fugaz".



Para todos los que vivimos en la ciudades la mayoría de estas estrellas fugaces nos pasan desapercibidas. En buena medida debido a que las luces de la ciudad o la de la Luna las opacan, pero también porque no tenemos la costumbre de ir caminando por la noche con la mirada en el cielo así que, si ustedes son como yo, es posible que lleven ya varios meses, o incluso años, sin ver una. Pero ¡no teman! se acerca una buena oportunidad de compensar esta falla. Me refiero, por supuesto, a la lluvia de estrellas llamada "las leónidas" que ocurrirá la madrugada de este martes 17 de Noviembre y que tendrá la gran ventaja (rara vez sucede) que ocurrirá cuando tengamos Luna nueva así que la luz de la Luna no obstruirá el espectáculo.


Una lluvia de estrellas no es más que una gran cantidad de estrellas fugaces en una sola noche. Estos eventos anuales ocurren cuando la órbita de la Tierra se cruza con la estela de "arena y polvo" que algunos cometas dejan a su paso. Así es, la mayoría de las estrellas fugaces no son más que granos de arena y motas de polvo entrando a nuestra atmósfera a velocidades increíbles, consumiéndose en el proceso y dejando tras de sí una estela luminosa. A la lluvia de estrellas de la semana que viene se le llama "leónidas" porque todas las líneas que forman las estrellas fugaces parecen surgir de un sólo punto en la constelación de Leo. De la misma manera, tenemos nombres similares para otras lluvias de estrellas: oriónidas, gemínidas, perséidas, etc.

La Tierra tuvo la falta de consideración de realizar este evento público en martes, pero espero que eso no los desanime del todo para disfrutarlo al menos por algunos minutos. He aquí mi recomendación: encuentren un lugar cerca de su casa desde donde puedan recostarse viendo al cielo en el que ninguna luz de su casa o farol de la calle les apunte directamente a la cara y, si está despejado claro, salgan la madrugada del martes entre las 4:00am y las 5:00am bien abrigados y con una buena taza de chocolate caliente a disfrutar del espectáculo. No necesitan más que sus propios ojos. Si quieren pueden aprovechar esta oportunidad para aprender a identificar algunas de las constelaciones, una buena forma de empezar es imprimiendo un planisferio de estrellas ("star wheel" en inglés, por ejemplo este) o usando un software libre como Stellarium (Windows, Linux) o KStars (Linux).

Si quieren llevar la experiencia al siguiente nivel, puden comprar un par de binoculares de 7x50 o 10x50, cuestan entre $500 y $800. Se sorprenderán de la cantidad de estrellas que se pueden ver a través de ellos. Incluso podrán distinguir la nebulosa de Orión donde están naciendo nuevas estrellas y el cúmulo llamado "las Pléyades" es simplemente hermoso. En otra ocasión con estos mismos binoculares podrán distinguir, por ejemplo, algunas de las lunas de Júpiter o la galaxia de Andrómeda.

Vivimos rodeados de maravillas naturales que nos pasan desapercibidas, los invito a que este martes nos tomemos al menos unos 20 minutos para admirar una de ellas.

Andrés G. Saravia
Mérida Yucatán
ags3006@gmail.com



P.S. Si quieren oír a un profesional hablar de lluvia de estrellas pueden escuchar este podcast (en inglés). Y no se olviden que este es el "año internacional de la astronomía", visiten su blog en México. Vean también este artículo de la NASA respecto a las leónidas 2009.


También publicado en Sistemas Integrales de Computación

Futuro

De incertidumbre alimento el insomnio,
temo a los caminos que se abren frente a mí,
en la niebla del futuro pierdo su rastro
y de poco me sirve el mausoleo de los recuerdos,
no alumbra ni aconseja la intuición de los fantasmas.
En la noche sin luna, al pie de la niebla,
las certezas huyen y sólo queda el espejo:
ventana que esconde al juez, al torturador de mentes,
enemigo que mejor me conoce, amigo más voluble,
tormentoso y persuasivo confesor.
¿Y si el espejo de verdad es transparente
y no oculta verdades ni mapas infalibles?
Escondido en la bruma puede estar el abismo,
agazapados, esperando, el león o la hiena,
tal vez el guijarro que me robe el equilibrio.
Poca sabiduría me da el espejo, tan difuso como yo:
duda, cuestiona, teme y sólo tiene por certeza
que golpearse con la roca es preferible a convertirse en ella.