jueves, 4 de febrero de 2010

Amanecer de los ojos


Algunas veces me levanto un poco más mano que otras, y me aferro a lo que tengo enfrente...siento las paredes, la piel, las murallas de distancia, tomo mis herramientas y comienzo a construir...o a cavar; creo, construyo y deshago... y cuando siento que he sido demasiado mano me tomo un descanso y un vaso de agua, empiezo a sentirme más fresca, tal vez más boca... y quiero cantar, y beso, y saboreo y grito y argumento...y te declamo un poema y te declaro la guerra y hago que mi voz vibre muy profundo en mi oído
Y oigo...escucho... y las aves vuelan aleteando cantos que me inundan y los gritos de guerra explotan y el viento es un eterno canto que me cuenta la historia de nuestras vidas, y me pego al piso y siento su latir inmenso y vibrante, y escucho todas las voces que son una sola voz y no alcanzo a comprenderla... y quiero correr... y corro y soy pierna, soy pie soy dedos bailando en la vida, yendo y viniendo, husmeando en el suelo... caminando...y siento el pasto húmedo y la humedad entra a mí, nariz, y la tierra llena de olores, flores hurgando en mi interior, el café, la lluvia, el bosque, el hombre...
El hombre-mano-boca-oído-pie-naríz.
Y por instantes me siento todo, integrada, y soy entonces un animal en cacería, un ser que existe y busca y acecha. Hoy me levanté un poco más letra que otras.
Y me decidí a salir. Aunque la vida corra tan rápido.