jueves, 4 de febrero de 2010

Amanecer de los ojos


Algunas veces me levanto un poco más mano que otras, y me aferro a lo que tengo enfrente...siento las paredes, la piel, las murallas de distancia, tomo mis herramientas y comienzo a construir...o a cavar; creo, construyo y deshago... y cuando siento que he sido demasiado mano me tomo un descanso y un vaso de agua, empiezo a sentirme más fresca, tal vez más boca... y quiero cantar, y beso, y saboreo y grito y argumento...y te declamo un poema y te declaro la guerra y hago que mi voz vibre muy profundo en mi oído
Y oigo...escucho... y las aves vuelan aleteando cantos que me inundan y los gritos de guerra explotan y el viento es un eterno canto que me cuenta la historia de nuestras vidas, y me pego al piso y siento su latir inmenso y vibrante, y escucho todas las voces que son una sola voz y no alcanzo a comprenderla... y quiero correr... y corro y soy pierna, soy pie soy dedos bailando en la vida, yendo y viniendo, husmeando en el suelo... caminando...y siento el pasto húmedo y la humedad entra a mí, nariz, y la tierra llena de olores, flores hurgando en mi interior, el café, la lluvia, el bosque, el hombre...
El hombre-mano-boca-oído-pie-naríz.
Y por instantes me siento todo, integrada, y soy entonces un animal en cacería, un ser que existe y busca y acecha. Hoy me levanté un poco más letra que otras.
Y me decidí a salir. Aunque la vida corra tan rápido.

miércoles, 20 de enero de 2010

¿Por qué bailo?

- Bailas para entretenerme, ¿verdad?- preguntó el Sultán.

Ella guardó brevísimo silencio mientras pensaba ¿por qué bailo? Se dijo: Bailo para saludar a la vida que Alá me dió. Si estoy contenta imito al agua de las fuentes; cuando medito llamo a la luna, toco la tierra; si estoy triste bailo para que lloren mis manos. Giro como hoja al viento, ondulo como serpiente. Danzando me enfurezco como tormenta, seduzco como fruta dulce, escapo y regreso como ave; miro como diosa, amo como mujer y, bailando, lleno mi vida.

- Por supuesto mi señor- respondió ella con una sonrisa discreta-, bailo para entretenerlo.

lunes, 11 de enero de 2010

Música estelar


Una de estas noches estrelladas sal a un lugar tranquilo y contempla el firmamento por un buen rato. Admira esa belleza inmensa, esos destellos argénteos en la infinidad. Después de un tiempo podrás ver la personalidad de cada una de esas estrellas; su tintineo, su color y su tamaño. Son tan maravillosas que millones de personas han dedicado su vida a ellas, han regido la historia de muchas personas y naciones. Es evidente que algo profundo esconden, es obvio que tienen un significado, que su belleza tiene un propósito. No puedo imaginarme que no sea así. Sal, contémplalas y dime si me equivoco. Pero hay algo más, a veces creo que soy el único loco sobre la Tierra que lo reconoce en ellas. Dime, cuando todo está callado y has logrado poner en silencio tu mente; cuando la inmensidad del todo te envuelve; cuando no existen pasado, presente ni futuro; cuando no hay diferencia entre tu y yo; cuando te desprendes de todo, ¿también las escuchas? Creo que en esta esfera quedan muy pocos que lo perciben, sí, ellas tienen su música propia más sublime que su apariencia.

Es algo que no les puedo describir; es tenue, profundo y personal. Ellas cantan desde hace mucho. En la antigua Grecia el jóven Pitágoras las escuchó y se convenció de que escondían algo esencial en su musicalidad. Platón las creyó sirenas girando sobre la Tierra formando acordes. Estas bellas voces femeninas tenían que tener el mismo carácter que aquello que conforma el alma misma del mundo.


¿Me crees loco ahora? Tal vez lo esté, pero a mi me parece que su melodía esconde algo divino. Creo que por ello me es incomprensible. Sólo puedo quedarme como hechizado ante sus brillantes sonidos sabiéndome ante algo muy superior a mi. Inténtalo, dale un descanso de esta ciudad a tus oídos y escucha más allá de todo, en la lejanía absoluta. Te doy el mismo consejo que Shakespeare nos dio hace muchos años y que pocos atienden


Siéntate, Jessica, y contempla esa bóveda
de cielo, tachonada de patenas.
Qué brillante oro son: ni el más pequeño
de los orbes que ves, no tiene
canción de ángel en su ruta,
concertada aún con querubines
de mirar juvenil: tal armonía
en almas inmortales así mora.

-Shakespeare, El Mercader de Venecia


¿Qué es lo que escuchas? ¿te traen algún recuerdo? O tal vez ¿te hablan de las más bellas virtudes como la esperanza y el amor? Sólo tu puedes hallarles voces para ti, pero necesitas a alguien cerca para no sucumbir, la soleded puede volverte loco y transformar todo en desesperación, cuidado porque

[...] lo único que se nos ha dado a los seres humanos para soportar 
la inmensidad del universo es el amor de unos a otros.

-Carl Sagan, Contacto


Y necesitas tenerlo en abundancia para sobrevivir. Descubrirás que las estrellas te hablan de las personas que amas, te recuerdan incesantemente los instantes en que hubo amor en tu vida. Son testigos inmutables de lo efímero cuando es compartido. Si un día estoy contigo y estamos rodeados de esa música te voy a hacer un regalo, un poco de mi que conservarás en el firmamento para siempre, para que me recuerdes


-Por la noche mirarás las estrellas; mi casa es demasiado pequeña para que yo pueda señalarte dónde se encuentra. Así es mejor; mi estrella será para ti una cualquiera de ellas. Te gustará entonces mirar todas las estrellas. Todas ellas serán tus amigas. Y además, te haré un regalo...

Y rió una vez más.
-¡Ah, muchachito, muchachito, cómo me gusta oír tu risa!
-Mi regalo será ése precisamente, será como el agua...
-¿Qué quieres decir?

La gente tiene estrellas que no son las mismas. Para los que viajan, las estrellas son guías; para otros sólo son pequeñas lucecítas. Para los sabios las estrellas son problemas. Para mi hombre de negocios, eran oro. Pero todas esas estrellas se callan. Tú tendrás estrellas como nadie ha tenido...
-¿Qué quieres decir?
-Cuando por las noches mires al cielo, al pensar que en una de aquellas estrellas estoy yo riendo, será para ti como si todas las estrellas riesen. ¡Tú sólo tendrás estrellas que saben reír!
Y rió nuevamente.
-Cuando te hayas consolado (siempre se consuela uno) estarás contento de haberme conocido. Serás mi amigo y tendrás ganas de reír conmigo. Algunas veces abrirás tu ventana sólo por placer y tus amigos quedarán asombrados de verte reír mirando al cielo. Tú les explicarás: "Las estrellas me hacen reír siempre". Ellos te creerán loco. Y yo te habré jugado una mala pasada...
-Antoine de Saint Exupéry, El principito


Y yo al mirar las estrellas sabré que su melodía se ha hecho más hermosa porque tú estás en ellas. La gente me creerá loco, el mundo me tomará por un chiflado que no vive la realidad pero tu sabrás la realidad; tú serás testigo de mi dicha eterna y nos sabremos parte de la majestuosidad del cosmos. Tú me habrás hecho partícipe de lo divino en la melodía de tu vida y siempre que yo decida visitar mi jardín interior, a cuidar de mis flores del tiempo de mi vida escucharé tu voz como partícipe de mi ser, de lo más hermoso y profundo que puede haber en mi.

La columna de luz que irradiaba desde el centro de la cúpula no sólo era visible: Momo estaba empezando a oírla. Al principio era como un susurro, como el que, de lejos, produce el viento en las copas de los árboles, pero después el bramido se hizo más potente, hasta que se pareció al de una catarata o al tronar de las olas del mar contra una costa rocosa.

Y Momo escuchó, cada vez con mayor claridad, que ese estruendo se componía de incontables sonidos que cada vez se ordenaban de nuevo entre sí, se transformaban y formaban cada vez nuevas armonías. Era música y, al mismo tiempo, otra cosa. Y, de pronto, Momo lo reconoció: era la música que a veces oía, muy bajito y como de muy lejos, mientras escuchaba el silencio de la noche estrellada.

Pero ahora, los sonidos se volvían más y más claros y brillantes. Momo intuyó que era esa luz sonora la que hacía nacer de las profundidades del agua negra cada una de las flores de forma cada vez diferente, única e irrepetible.
Cuanto más escuchaba, más claramente podía distinguir voces singulares. Pero no eran voces humanas, sino que sonaba como si cantaran el oro, la plata y todos los demás metales. Y entonces aparecieron como en segundo término voces de índole totalmente diferentes, voces de lejanías impensables y de potencia indescriptible. Se hacían cada vez más claras, de modo que Momo iba entendiendo poco a poco las palabras, palabras de una lengua que nunca había oído y que, no obstante, entendía. Eran el sol y la luna y todos los planetas y las estrellas que revelaban sus propios nombres, los verdaderos. Y en esos nombres estaba decidido lo que hacen y cómo colaboran todos para hacer nacer y marchitarse cada una de esas flores horarias.

Y, de pronto, Momo comprendió que todas esas palabras iban dirigidas a “ella”. Todo el mundo, hasta las más lejanas estrellas, estaba dirigido a ella como una sola cara de tamaño impensable que la miraba y le hablaba.
-Michael Ende. Momo


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Este texto lo publiqué hace un par de años en mi antiguo blog; se los comparto de nuevo esperando que les guste [dejen comentarios ;-)]

viernes, 8 de enero de 2010

Somos producto del caos


Somos producto del caos;
de su orden o desorden,
no importa.

Estamos en el límite
de la membrana que cubre la noche
suplicando por fuego, por pasión.

Somos una masa de-formas deformes,
de conglomerados
unos sobre, junto, debajo siempre de otros,
siluetas arrogantes que gritan sin voz,
buscando un poco de diferencia
que termine con la indiferencia
de nuestros días, nuestro DEStino.

Hemos de ser todos para volvernos nadie.
Sólo gotas corriendo por la ventana...sólo...solos
...solo gotas.


'O7

Eco

ECO I


El eco se dilata,
susurra, ondula,
resuena, resueno,
¿es mi voz?
Crezco, vibro,
informe fluyo,
trémula me diluyo,
¿soy el eco de mi voz?

ECO II



¿Es esa vibración que me atraviesa el eco de mi voz?
¿vibración traviesa el eco de mi voz?
¿ves al eco de mi voz?
¿eco mi voz?
 ¿mi voz?
 ¿y vos?