martes, 1 de septiembre de 2009

Sordomudos

- ¡Oye! ¿qué decías?
- ¿Qué cosa?
- Está muy fuerte la música ¿verdad?
- ¡No te oigo nada!
- Ajá, bueno, luego me dices
- ¡Salud!
- ¡Salud!

En ese momento fue cuando se me ocurrió: sería genial saber el lenguaje de los sordomudos. Por supuesto eso ayudaría a que nos comunicáramos con aquellos que desafortunadamente no tienen el regalo del sentido del oído pero piensen en lo mucho que nos ayudaría a todos. Para empezar, aquel día mi amigo y yo hubiéramos podido tener, tal vez, una grata conversación a sólo un par de días de que él se fuera a vivir a Bélgica por algunos años.

¿Les ha pasado algo similar? Después de estar fuera de la ciudad de mi infancia por varios meses regreso con ganas de ver a mis amigos de toda la vida para platicar con ellos, ver cómo están, qué proyectos tienen, saber si siguen con la novia que yo les conocí o si ya se repusieron de su último desamor. También llego con ansias de platicarles mis aventuras y vivencias, de cómo es la vida por estas latitudes y qué es lo que he podido aprender. Así que, después de anunciarles animosamente mi llegada, nos ponemos de acuerdo para ir, como es la costumbre, a uno de los bares o antros de moda en donde, con el gusto del reencuentro, podemos gritarnos unos a otros sin escuchar una sola palabra para después sólo sonreírnos y acabar cada quien concentrado en su propia cerveza hasta que llegue la hora de despedirse y congratularnos unos a otros por la estupenda noche que hemos pasado.

¡Qué distinto sería si supiéramos lenguaje de señas! Así no tendríamos que sacrificar nuestras urbanas costumbres nocturnas para poder tener una conversación significativa. La música estridente no sería ningún problema (después de algunas cervezas, sin embargo, puede que tampoco pudiéramos hablar bien en señas, pero bueno, algo es algo). Cuántas veces he estado a unas palmas de muchas de las personas que más aprecio sin poder obtener de ellas ni siquiera una respuesta completa a un "¿cómo estás?". Mucho menos poder decirles "te he extrañado", "espero que te esté yendo bien en tu trabajo", "¿cómo está tu familia?" o "tal día vi algo que me hizo recordarte".

Hago un llamado formal a todos los que lean esto: APRENDAMOS LENGUAJE DE SEÑAS. Estoy seguro que mejoraremos enormemente nuestra comunicación como sociedad. Podremos, no sólo conversar en los lugares de entretenimiento nocturno, sino también en las aceras de las grandes avenidas, dentro del transporte público, con cualquiera que esté caminando con su iPod, a través de las ventanillas del coche o con nuestros compañeros de trabajo sin tener que pasar la enorme molestia de quitarnos nuestros audífonos.

Aunque, a veces, me pregunto si este no será otro ejemplo del ejercicio de nuestra libertad para limitarnos. Tal vez lo que pasa es que, en realidad, no queremos ni oir ni hablar.

1 comentario:

  1. ¡Estoy de acuerdo! ¡Me ha pasado lo mismo! Los beneficios serías muchos y el costo muy bajo... pero quién sabe... la comunicación humana está tan devaluada que para muchos no valdrá la pena soltar la cerveza con tal de platicar (aunque no hay que olvidar lo importante: ¡qué buena excusa para presumir el nuevo reloj de lujo!).

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